A Fondo con un Elche histórico: “Europa era un objetivo y ganar la Liga sería un broche de oro”

El coach del Atticgo Balonmano Elche, Joaquín Rocamora, y la capitana, María Flores, analizan la posibilidad de doblete tras la fiesta por el título europeo

El Atticgo Balonmano Elche vive el momento más dulce de su historia. Las guerreras ilicitanas lograron el ansiado título europeo el pasado viernes en Eslovaquia tras superar, a domicilio, al Iuventa Michalovce por 22-28. Las franjiverdes llevaban una renta de dos tantos labrados en la ida, en el Esperanza Lag, y lograron un triunfo contundente que les alzó con la corona continental por primera vez en su historia. Era una de las metas de la temporada después de aquella derrota en semifinales del pasado año ante un Atlético Guardés que, a la postre, cayó frente al Konyaalti turco en la final.

El Elche ha conseguido sobreponerse al ‘palo’ de la pasada campaña. No solo levantándose de aquella caída y tocando el metal del viejo continente -algo que se había convertido en algo más que un objetivo para el vestuario-, sino alcanzando, de nuevo, la final de la Liga Iberdrola. La pasada temporada fue cruel para las ilicitanas porque, además de ese ‘derrape’ en Europa, se quedaron a punto de conquistar el título nacional en Málaga. Aquello ya queda lejos porque las chicas de Joaquín Rocamora han vuelto a la final liguera, donde se encomiendan a la fuerza del Esperanza Lag para voltear la serie que arrancó este miércoles en San Sebastián. La derrota ante Bera Bera por 30-26 en la ida hace del partido de vuelta una batalla sin cuartel. Ahora el Elche deberá ganar en su pabellón dentro del tiempo reglamentario, forzar la prórroga y, ahí, doblegar a las guipuzcoanas si quieren hacerse con un doblete único. Esas son las reglas.

Las valencianas lo tienen a un paso, en cualquier caso. Porque sesenta minutos en la pista ilicitana son muy largos. Es el trofeo que les queda a las guerreras por añadir a sus vitrinas tras la Copa de la Reina y la Supercopa de 2021, y la European Cup de este mayo. Por eso, la ilusión está por las nubes: “La realidad es que cualquier cosa que pueda decir en cuanto a un sentimiento, es positivo. Es sentir realizado el trabajo de muchas temporadas y de hacerlo en mi club de toda la vida, con un modelo muy claro y siendo fieles a nosotras mismas”, dice Rocamora en la web de Comunitat de l’Esport. Para el preparador oriolano, ganar la Liga “sería un broche de oro” y supondría “cerrar una etapa muy bonita, porque ya todo el mundo sabe que siete u ocho jugadoras se van a marchar”. Sería otro premio al trabajo realizado en los dos últimos años en el grueso de la plantilla, aunque “para algunas de ellas estamos hablando de cinco años de trabajo”.

La promesa de María Flores

Entrenador y capitana. Marido y mujer. Mentor y leyenda del Atticgo Balonmano Elche. María Flores, recién renovada por una temporada más para cumplir su décimo segunda en el club, es una de las voces autorizadas del vestuario. Autorizada y experimentada, porque de su mano han llegado los triunfos más relevantes de la historia de la entidad alicantina y sabe lo que cuesta cada victoria en el campeonato nacional. Para empezar, la jugadora tiene clara su promesa en caso de remontada este sábado y doblete: “Hago la romería de mi pueblo andando”. Almazora ya espera tal aventura con los brazos abiertos.

Sea como sea, haya triunfo o no en el Esperanza Lag, la castellonense sintió “mucha liberación” cuando levantó a cielo eslovaco el título europeo hace ahora una semana: “Fue liberación y euforia tras muchos meses de trabajo que al fin pudimos verlo recompensado levantando un título. Grité hasta quedarme afónica, levanté los brazos lo más alto que pude, la felicidad que sentí en ese momento fue tan especial… Es un sueño que jamas pensaba que podría lograr”, comenta.

Las celebraciones a la vuelta a Elche fueron especiales: “Empezamos la misma noche del partido y no paramos hasta el domingo por la tarde. Pudimos celebrarlo a nivel interno, donde hubieron muchas risas y muchos cánticos… Nos hacía falta un momento de desconexión y era el de permitirnos el lujo de celebrar sin pensar que en cuatro días teníamos otra final”, reconoce. Y es que la ocasión lo merecía: “A través de un ‘trenecito’ paseamos por toda la ciudad al son de la música, bailando, cantando, gritando… Sin duda, fue un acierto por parte del club, ya que la gente fue muy cercana con nosotras y pudimos brindarles el trofeo desde el balcón del Ayuntamiento”.

Las claves del título europeo

Hoy, el foco está en la Liga. Ya acabó la rúa por las calles de Elche y el objetivo es volver disfrutarla con otra copa entre manos. Quizá no sea más que un trozo de metal… No, si se atiende a los motivos por los que Rocamora había colocado el triunfo europeo en su lista de sueños. “Quien me conoce sabe que era un objetivo muy claro en lo personal, pero me enorgullece aún más el hecho de haber sido fieles a una forma de trabajar. Para nosotras el modelo es diferencial, tener unos rasgos que generen identidad y pertenencia tanto a una forma de actuar como a los valores del club es fundamental. No es solo cumplir un objetivo, sino haberlo hecho de la manera en que somos, es eso es lo que va a quedar en el recuerdo”, asegura.

Para el oriolano, hay varias claves de la convincente victoria en Michalovce. “La primera de todas es que me da la sensación de que ya se sorprenden por que seamos tan valientes de jugar con la defensa abierta, y de que seamos capaces de rompernos incluso en su superioridad numérica de 7 para 6, que es lo que les sirvió en Elche para controlar algo más el juego posicional. También fue clave tener un mayor acierto en ambas áreas: nuestras extremos estuvieron muy bien en la finalización, Nicole hizo un buen partido y eso, junto al hecho de ser dominadoras en la fase defensiva, marcó una gran diferencia”.

Como veterana de guerra y especialista defensiva, para María Flores ha sido esencial el rendimiento en retaguardia: “La clave de la final fue el modelo defensivo que llevamos a cabo, en ambos partidos nos encontramos seguras y sólidas y eso nos permitió obtener esa ventaja ofensiva que luego supimos aprovechar. Joaquín tuvo una lectura muy buena del partido y supo trasladarnos la seguridad necesaria para llevarnos la victoria”, analiza.

Aún así, todo lo anterior se envuelve con una palabra: equipo. La unión de jugadoras y cuerpo técnico: “Somos un grupo muy especial, no solo por lo que desprendemos en la pista sino por la familia que hemos logrado crear. Hemos tenido muy claros cuáles eran los objetivos y todos teníamos el mismo. A ello hay que sumarle el trabajo que llevamos detrás, muchos meses de esfuerzo, sacrificio y dedicación que se han visto recompensados”. Para María Flores, esa es la clave de las claves.

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